Todo muy mucho, todo junto

Ando medio desaparecida de la red lately. he tenido unas semanas demasiado atravezadas para mi gusto (y las que vendrán ni les cuento).

Junio es un mes complicado, lleno de cosas: un mes bisagra, el cierre del primer semestre, del año y académico (y tooooooodos sus exámenes), el inicio de mi año 28 de vida, nuestro 3º aniversario y un largo etcetera que se repite junio tras junio, con el agregado particular de cuestiones laborales que hacen que este junio sea más pesado que nunca.

Escribo esto a a 3 días de haber cumplido años, momento en el que, quiera o no, hago una fuckin evaluación de lo que fue mi último año vivido en el planeta y lo que podrá llegar a ser este nuevo ciclo que se inicia (amen de que se me ocurrió nacer un par de días despúes del solsticio de inviero, punto de partida para muchas culturas).

También escribo esto a pocas horas de decirle a mi jefa que mañana le va a llegar mi telegrama de renuncia, porque, volviendo a la cuestión circular, todo tiene su ciclo, todo se agota (mi paciencia, sobre todo) y creo que mi trabajo y yo ya no somos el un para el otro.

Esto me pone triste por un lado, pero contenta por el otro.
Triste porque la situación que que vivo en la empresa no es la que yo quisiera y realmente voy a extrañar el grupo de degenerados mentales con los que trabajaba y me reía todas las tardes. Otra cosa que me pone triste es que voy a tener que aplazar algunos proyectos, debido a la merma en mis ingresos. Y contenta porque después de 3 años, voy a recuperar mis fines de semana (si, ya se, 3 años trabajando sabados y domingos es dificil de bancar y muchos no entienden como aguanté tanto... y bue, que ze le va a hazer, zoy ezpezial).

Por algún bizarro motivo en estos ultimos tiempos, entre mis responsabilidades laborales y mi salud mental, estuvo primando la responsabilidad y bueno, ya, antes de caer con una lanzallamas y salir en Crónica, prefiero hacer un parate, obvio.