Vecinas con pucheros...

El sábado nos pasó algo peculiar. No en extremo extraño, pero si peculiar.
Estábamos caminado por la calle Bolivar, encontramos una de las tantas casas/edificios de Monserrat/San Telmo que se están remodelando y tenía las ventanas tapiadas, pero con un borde (no sabría cómo llamarlo, arquitectónicamente hablando) más que generoso que invitaba a sentarse un rato y charlar.
Paula, en un momento, me señala hacia la vereda de enfrente, hacia el balcón más específicamente, donde veo que está, semi-asomada desde la perciana, una señora de eades avanzadas que nos miraba más que fijamente. Y nos miraba y nos miraba y nos miraba y nos miraba y nos miraba y nos seguía mirando fijo, fijo. Primero pensamos que estaba esperando que prendieramos un faso o algo así, porque tenía cara de "en 5' llamo a la policía". Después pensamos que con la lluvia se había quedado sin cable, entonces estaba aburrida y ya.

Yo sigo sosteniendo que estaba rememorando viejas glorias y conquistas. En especial en los momentos en que nos entretuvimos, porque la boca está hecha para mucho más que hablar...